jueves, 24 de mayo de 2012

El espejo de la gris Doriana




La miraba y la amaba todos los días, aunque apenas sí nos encontrábamos algunos minutos en la mañana, y otros pocos al caer el día.

Esbelta, morocha, provocadora como una noche de estío aventada por los abanicos de un mar domado. Así era Doriana.

Sabía que me correspondía, porque cuando tenía tiempo, se embellecía frente a mí, pasaba horas y horas clavándome sus enormes ojos de almendra, me sonreía con largas pestañas, se desnudaba frente a mí y me mostraba, muy detenidamente, cada parte de su cuerpo. Incluso un día me había dicho: “Te amo”.

Pero en un momento nuestros encuentros comenzaron a ser demasiado esporádicos, y cuando nos veíamos, más bien fruncía el ceño y se palpaba algunas arrugas que le iban apareciendo alrededor de los ojos y de los labios.

Todo fue yendo cada vez peor. Hasta que hoy, apenas me echó la mirada, me dijo: “Te odio”. Y me escupió. 

ILUSTRACIÓN: Rocío D. Limón                  TEXTO: Santiago R. Bailez Chayé

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para quienes estén interesados en adquirir las obras de Rocío D. Limón, contactarse al mail: roziolimon@gmail.com

Para quienes, en cambio, estén interesados en servicios de corrección literaria o académica, o en servicios de redacción, contactarse al mail: sanbc@live.com