martes, 26 de junio de 2012

IRA (Pecados Capi7ales I)



“Amor por la justicia pervertido a venganza y resentimiento”. (Dante)

Angala había llegado al poder: su riqueza e influencia crecían día a día, y hacía y deshacía según le placiera, para beneficio de quienes la sostenían en lo alto.

Con su mano izquierda controlaba a las clases bajas, y con la derecha, apuntaba con el dedo y decretaba quiénes tenían razón y quiénes no. Quiso ser llamada La Reina de la Verdad; algunos no estuvieron de acuerdo y a éstos les fue prohibido hablarle o hacerle preguntas. Otros, en cambio, se arrodillaron y comieron de lo que caía de su plato.

No conforme con estos tributos que el pueblo debía pagar (sumisión para unos, difamación para otros), Angala cruzó sus manos e hizo que los pueblos pelearan entre sí, para que los vencedores enriquecieran sus arcas con los botines de guerra.

Hoy día se conserva esta ilustración en la cual quedan representadas las heridas que sus propios súbditos le propinaron, mientras continuaba esparciendo ira por todos sus feudos. 

Dícese que la herida principal la tenía bajo la gargantilla (imagen). 

ILUSTRACIÓN: Rocío D. Limón                TEXTO: Santiago R. Bailez Chayé

sábado, 16 de junio de 2012

La novia que había ido quedándose desnuda



El día de la boda el templo esplendía en un blancor lunar; por las ventanas el oro era de plata y las baldosas de sepulcral brillo.

Los novios, tomados de la mano frente a la autoridad eclesiástica, esperaban las primeras palabras de la ceremonia, y los invitados, algo inquietos, por alguna razón que el Cielo y la Lógica no hubieran querido aceptar, parecían observar a la novia con suma atención: su velo había desaparecido casi de un momento para otro. El desconcierto, sin embargo, no tuvo fuerza suficiente para detener el rito.

Cuál fuera la sorpresa de todos cuando los novios comenzaron a intercambiar los votos matrimoniales: y es que el vestido de ella, con cada palabra, había ido transparentándose.

De pronto él la detuvo, le dijo “basta”, o algo así, y abandonó el templo. Supo, y ella supo, y todos supieron, que el amor de la novia pertenecía a su amante secreto, al igual que su cuerpo. Y que por esa razón, cuanto más al amor se acercara, más se acercaba a la Verdad; y la Verdad, tarde o temprano (todos lo saben) salta a los ojos como la reflexión de un espejo.

ILUSTRACIÓN (editorial Novel Mundo): Rocío. D. Limón           
TEXTO: Santiago R. Bailez Chayé

lunes, 11 de junio de 2012

Nada es como era entonces



Fausto en su estudio aspira a conocer todo lo que puede ser conocido. Al fracasar en su intento, recurre al demonio y a cambio le promete servirlo en la otra vida. El pacto queda sellado con la sangre de Fausto. Al conocer a Margaret, el sabio se enamora de ella y, otra vez con la ayuda del diablo, consigue poseerla. Sin embargo, la joven morirá en manos de Fausto luego de haber asesinado al hijo ilegítimo de ambos.

Como diría Borges “al destino le agradan las repeticiones, las variantes, las simetrías”. Varios siglos después, una joven llamada Faustina aspira a ser muy famosa. Fracasa en sus intentos, y solo le queda recurrir a un pacto no ya con el diablo, sino con una de sus ayudantes, que se ocupa de deseos menores. Faustina firma el pacto con la sangre de su dedo y pronto consigue entrar en un reality show, es tapa de una revista masculina de gran tirada, protagoniza un escándalo en un programa de chimentos y, en la cumbre de su fama, termina bailando en un conocido show televisivo.

Finalmente, protagoniza el juicio del siglo, cuando el diablo en persona la demanda porque ni vale la pena quedarse con su alma.

ILUSTRACIÓN: Rocío D. Limón (Editorial Novel Mundo)   
TEXTO: Adriana Santa Cruz

sábado, 2 de junio de 2012

La niñera y el pequeño Jack



La contrataron cuando el sol matinal de un martes brillaba sobre el porche, y las macetas eran casas de rosas y claveles desvelados por la primavera.

Habían quedado encantados con la sonrisa inocente y el rostro sereno de Mary Ann Nichols, flamante niñera para el pequeño y revoltoso Jack, ahora que los Ripper emprenderían una rutina laboral de tiempo completo.

Pero la angelical Mary Ann no era una niñera común y corriente; su plan (su obsesión, debiera decir) consistía en dejar atrás su pasado de una vez por todas. Sin embargo su plan se vio desbaratado por el señor Ripper, cuando esa niñera inocente se sintió otra vez objeto de deseo y materia de prostitución, en medio de una tarde lluviosa; las rosas y los claveles estaban marchitos, y las rutinas laborales, quebradas.

Asediada por su pasado y por una sentencia inesperada que la condenaba a un humillante destino, Mary Ann, violando su juicio, asesinó a los dueños de casa y secuestró al pequeño Jack.

Muchos años después la niñera de los Ripper cosecharía lo que había sembrado. 

ILUSTRACIÓN: Rocío D. Limón            TEXTO: Santiago R. Bailez Chayé
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