La contrataron cuando el sol
matinal de un martes brillaba sobre el porche, y las macetas eran casas de
rosas y claveles desvelados por la primavera.
Habían quedado encantados con la
sonrisa inocente y el rostro sereno de Mary Ann Nichols, flamante niñera para
el pequeño y revoltoso Jack, ahora que los Ripper emprenderían una rutina laboral de tiempo
completo.
Pero la angelical Mary Ann no era
una niñera común y corriente; su plan (su obsesión, debiera decir) consistía en dejar atrás su pasado de una vez por todas. Sin embargo su plan se vio desbaratado por el señor Ripper, cuando esa niñera inocente se
sintió otra vez objeto de deseo y materia de prostitución, en medio de una tarde
lluviosa; las rosas y los claveles estaban marchitos, y las rutinas laborales,
quebradas.
Asediada por su pasado y por una
sentencia inesperada que la condenaba a un humillante destino, Mary Ann,
violando su juicio, asesinó a los dueños de casa y secuestró al pequeño Jack.
Muchos años después la niñera de
los Ripper cosecharía lo que había sembrado.
ILUSTRACIÓN: Rocío D. Limón TEXTO: Santiago R. Bailez Chayé
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