Hermanas,
amigas, compañeras, camaradas:
En
este ámbito tan propicio para el encuentro y para la reflexión, las invito a
reanudar la lucha. Sí, la lucha por la reivindicación de nuestros derechos como
sirenas. Milenios de avances y de conquistas de género están ahora en peligro.
¿Por qué tenemos que soportarlo? ¿Es justo que en unos pocos años perdamos lo
conseguido en tantos siglos? ¿Qué somos, sirenas o mujeres débiles? ¿Una
palabra de amor vale nuestro sacrificio?
Recordemos
a nuestras heroínas, pero también recordemos que siempre hubo un hombre en el
medio dispuesto a arruinar nuestros planes: Jasón o Ulises, cualquiera da lo
mismo.
Sin
embargo, lo peor es la traición de nuestros pares. ¡Maldita Ariel! ¿Hacía falta
que resignaras tus características de sirena por el amor de un hombre? ¡Abajo,
Ariel! ¡Vivan nuestras colas y nuestra maravillosa voz, aunque eso implique la
soledad debajo del mar!
Entonces,
la enfervorizada oradora miró a su público buscando los bombos y los aplausos
de aprobación, pero en cambio vio que ya
nadie la acompañaba.
ILUSTRACIÓN: Rocío D. Limón TEXTO: Adriana Santa Cruz
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