El creador
Narrar
una gran novela, ser traducido a todos los idiomas y ser reconocido por los
siglos de los siglos: he aquí el desafío. Soy un dios creador que busca ser
inmortal a través de la palabra. Tengo que elegir con cuidado qué contar y qué
personajes imaginar. En este momento poseo una idea vaga que irá tomando forma
a medida que llegue al papel: narrador omnisciente, un gran héroe –por qué no
todopoderoso–, un tema que les interese a todos, muchos personajes secundarios enfrentados
por las grandes pasiones de todos los hombres, un poco de intertextualidad (no
plagio, obviamente).
Me
gustó esa historia de Neit, la diosa egipcia que con su aliento dio vida a los
dioses y a los hombres, la que engendró el universo a través de siete flechas
(o siete palabras, pues también se decía que creaba a través de la palabra). Buena
historia. O esa otra del sumerio Marduk que formó al hombre con barro.
Original.
Bueno,
a ver qué sale:
“Entonces
Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento
de vida, y fue el hombre un ser viviente. Y Jehová Dios plantó un huerto
en Edén, al Oriente; y puso allí al hombre que había formado”.
ILUSTRACIÓN: Rocío D. Limón TEXTO: Adriana Santa Cruz
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